de maig 21, 2007

El feudalismo

La mayoría de los autores, incluyendo a Karl Marx, consideran al feudalismo un sistema económico diferenciado. Quizá no sea correcta esa apreciación.
Más bien parece un período de regresión económica y social al sistema neolítico localizada en una zona de Europa. Simultáneamente continuaba el sistema de los grandes imperios en América, China, la India e incluso el Mediterráneo, primero con Constantinopla, después con el Islam. En realidad habría que hablar tan solo de la caída del Noroeste del Imperio Romano.

El Imperio Romano no es más que otro de los grandes imperios. Es el etnocentrismo europeísta el que presenta al Imperio Romano como una culminación, cuando no fue más que otro peldaño inmediatamente superado por otros imperios en China y el Islam
¿Por qué cayó?
Hay muchas explicaciones posibles y no debemos buscar una razón única. Las epidemias parecen ser más consecuencia que causa de la decadencia. Lo mismo se puede decir de la falta de esclavos o de los movimientos migratorios o invasiones. Nada de eso se hubiera producido en una sociedad en expansión. Las tribus invasoras parecen haber sido más bien grupos oportunistas que aprovechaban la ruina e indefensión de los pobladores romanos. Puede ser interesante considerar la hipótesis de la toma del poder por grupos religiosos fanáticos. Aún más interesante quizá es una de las últimas hipótesis apuntadas: el encarecimiento del papiro por contaminación del Nilo.


Los ascensos, decadencias y caídas de dinastías imperiales parecen ser ciclos económicos consustanciales a ese sistema económico.
En el caso del noroeste del Imperio Romano, hubo un desmantelamiento del sistema de acumulación y transmisión de informaciones. Sea por encarecimiento del papiro, sea por fanatismo religioso, las clases dirigentes olvidaron las técnicas de lectura y escritura. Durante los siglos quinto, sexto, séptimo y octavo sólo podemos encontrar algo de cultura en la frontera con los otros imperios, el Romano de Oriente y el Islam.

Es en la época carolingia, al entrar en el siglo noveno, cuando parece iniciarse una lentísima recuperación. Se inicia ésta, según las crónicas de la época, mediante la importación de hombres cultos de la periferia, de Irlanda y de Grecia, que empiezan a crear una estructura capaz de aglutinar territorios. Hasta entonces, la economía y la sociedad ha vuelto a la situación del neolítico: pequeñas poblaciones que se dedican a la agricultura y la ganadería, sin medios de comunicación con el exterior y unos aparentes gobiernos que apenas mantienen el control fuera de la ciudad en la que residen. Los pequeños ríos europeos nunca fueron buenas vías de comunicación y la red de calzadas romanas, atravesando descampados y bosques, requería un fuerte dispositivo de policía.

Los que enumeran el feudalismo entre los sistemas económicos aluden como su característica definitoria el régimen de propiedad territorial o las organizaciones gremiales de artesanos. Las relaciones entre la familia dirigente y el resto de los ciudadanos de las pequeñas comunidades agrícolas y ganaderas, aisladas e incomunicadas, no parece ser muy diferente a los grupos neolíticos de otras partes del mundo u otros momentos de la historia.
Respecto a los gremios artesanales, parecen más bien pertenecer a la fase de la recuperación, a partir del siglo décimo.